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miércoles, 6 de mayo de 2009

NUESTRAS RELACIONES CON EL ESPÍRITU SANTO

(ADAPTADO de Myer Pearlman, "Teología Bíblica y Sistemática").

1. EL MAGISTERIO DEL ESPÍRITU SANTO EN LA VIDA DEL CREYENTE EN PARTICULAR.



"El Espíritu Santo aplica la Palabra de Dios al corazón del hombre regenerado, o sea, nacido de nuevo, iluminando su mente para que comprenda las cosas que conciernen a la salvación y a la vida cristiana, luego de haber obrado en él trayéndole convicción de pecado E impulsándolo al arrepentimiento. Él guía a toda verdad mediante la obra interna de iluminación y mediante el accionar de todos los ministerios y dones y sobre todo a través del pastor y maestro dentro del seno de la comunidad cristiana donde ese creyente se desenvuelve. Es por eso que los creyentes evangélicos sostenemos el derecho que tiene cada persona, en particular, y del pueblo, el general, de poseer la Biblia en el lenguaje de su nacimiento y en la participación activa en la edificación de la Iglesia y la extensión del Reino de Dios. La misma Biblia enseña que el hijo de Dios debe: (1) aprender, amar y escuchar la Palabra de Dios (La Biblia) (Deuteronomio 4:10, 39 y 40; 6:6-9; Proverbios 2:1-15; 3:1-4; Salmos 119: 18, 33, 34, 97, 105, 169); (2) comprender la voluntad del Señor (Efesios 5:17); (3) asirse de la Palabra del Señor (Filipenses2:16) ; (4) estar lleno del conocimiento espiritual (Colosenses 1:19); (5) usar la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios (Efesios 6:17); (6) examinar las profecías (1 Tesalonicenses 5:20-21), y probar si estas son lo no de Dios (1 Juan 4:1-2) sobre la base de la capacidad que, como hombre espiritual, el creyente tiene de juzgar todas las cosas (1 Corintios 2:15). Los creyentes tienen el derecho de participar en el uso de la Palabra a través de la enseñanza y la predicación de acuerdo con los dones y ministerios que Dios le haya concedido. Analice la siguiente secuencia de textos:
Mateo 28:19-20; Hechos 6:8,10; 8:1-4, 5; 9:18-20; 11:19-21; 17:11; Romanos 15:14;
Marcos 16:15-18 1Corintios 12 (compare con Romanos 12:3-8; Efesios 4:11-16).
Fiilpenses 1:14; Colosenses 2:16-17 (compare con Santiago 5:19-20; 1 Tesalonicenses 5:11,14; 1 Pedro 5:9-10; Judas 20-23) ¿A qué conclusión llega usted?" (Alba Llanes) 

2. LA PERSONA DEL ESPÍRITU SANTO ES ENVIADA POR JESÚS PERMANENTEMENTE.

Su presencia no es intermitente; no es eventual ni aparece cuando más lo necesitamos, sino que es enviado para no irse jamás de nosotros. El nos brinda su auxilio y ayuda de una forma constante.

3. EL ESPÍRITU SANTO HACE MORADA EN NOSOTROS.

Él está “en nosotros”. Son muchos los versículos que nos hablan acerca del Espíritu Santo morando en el corazón de los hijos de Dios. Esta realidad es importantísima para nosotros, porque el propósito de Dios es controlar nuestras vidas desde adentro. Nosotros los ministros (aunque esta obra se extiende a todo creyente en particular, cada uno en su orden ) que buscamos alcanzar la excelencia , que luchamos por lograr un carácter íntegro en nosotros, que en ocasiones nos sentimos solos sin tener a alguien que nos comprenda en nuestras luchas y conflictos internos y externos, nos es grato estar conscientes de que dentro de nosotros hay una PERSONA TODOPODEROSA, LA PERSONA QUE NOS CREÓ, que creó nuestro cuerpo, nuestra alma, nuestro espíritu, que nos concedió una personalidad muy particular a cada uno con todas sus capacidades mentales, afectivas, volitivas, que como creador comprende y entiende toda la maquinaria complejísima de nuestro Ser, y que es Él el que se entroniza dentro de nosotros y con su fuerza dinámica, pero consciente, toma control de nuestras vidas para ayudarnos a lograr los objetivos espirituales.

4. PODEMOS PARTICIPAR DE LA COMUNIÓN CONSTANTE DEL ESPÍRITU SANTO.

En el Salmo 25:14 nos dice: “La comunión íntima de Jehová es con los que le temen” y en Proverbios 3:32 se ratifica el mismo pensamiento cuando dice: “...más, su comunión íntima es con los justos”. El apóstol Pablo nos desea “la comunión del Espíritu” (2 Cor. 1:14). El Espíritu Santo es UNA PERSONA CON LA CUAL PODEMOS TENER COMUNIÓN. ¿Qué comunión? El entender la palabra comunión nos ayudará a apreciar y gozar al máximo de esta experiencia. En la comunión se aprecian dos aspectos: comunicación y correspondencia. 

“Comunicar, es transmitir algo. Como el imán que comunica sus propiedades al hierro” (Dic. de la Lengua). En la “comunión del Espíritu”, éste nos comunica sus propiedades espirituales a nuestro espíritu. Nos transmite su amor, su santidad, su capacidad, su poder, su consuelo, su santidad, su unción, su TODO, sus grandes posibilidades. En esta comunicación nos transmite la verdad de Su Palabra,. Nos transmite la vida, la visión, su celo por su obra, su pasión por el trabajo y ¡Cuántas cosas más!.
Pero en esta comunicación, hay correspondencia, porque no solo el Espíritu Santo tiene comunicación con nosotros, sino que también la tenemos con él. Por esto le correspondemos, y aunque muy poquito con relación a lo que Él nos da , sin embargo, como respuesta le brindamos nuestro amor, nuestro cuerpo para que sea Su templo, le brindamos las posibilidades de que él sea Dueño y Señor de nuestras vidas; le permitamos que él viva su vida a través de nuestras vidas; que Su Espíritu sature nuestro espíritu , haciendo real una amistad tan estrecha, calificada como “íntima” por la palabra.

5. LA COMUNIÓN DEL ESPÍRITU ES CULTIVABLE, POR LO CUAL TRAE FRUTOS PERMANENTES.

Recordemos que todo lo que se cultiva necesita el abono necesario para su desarrollo, crecimiento y fructificación; como también necesita la eliminación de elementos que tiendan a afectar el cultivo.

Para cultivar y mantener la COMUNIÓN CON EL ESPÍRITU, éste tiene que encontrar corazones limpios de impurezas , acondicionado con actitudes correctas de humildad, amor, justicia y santidad. Lo mejor del caso es que él mismo te ayuda a acondicionar el terreno y te ayudará a cultivarlo. Él está interesado en esta tarea y Él te ayudará a lograr buenos frutos.

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